¿Qué hemos aprendido? Respuestas educativas a la COVID-19
Los hallazgos clave de la segunda ronda de recopilación de datos (julio-octubre de 2020) se publicaron en este documento, titulado ¿Qué hemos aprendido? Resumen de los hallazgos de una encuesta de los ministerios de educación sobre las respuestas nacionales al COVID-19 (What have we learnt? Overview of findings from a survey of ministries of education on national responses to covid-19), y que fue publicada el 29 de octubre de 2020.
La encuesta permite comprender mejor las posibles pérdidas de aprendizaje que implica el cierre de escuelas, así como las políticas para evaluarlas y remediarlas. También aborda las diversas modalidades de aprendizaje a distancia implementadas y las políticas y estrategias puestas en marcha para asegurar su efectividad, incluidas las políticas para apoyar a los maestros y padres y para impulsar el acceso y la efectividad del aprendizaje en línea.
Por último, busca comprender mejor las estrategias emprendidas para garantizar la reapertura segura de las escuelas para todos. La duración del cierre de escuelas está variando mucho entre países. Más allá de monitorear el número de días de enseñanza y aprendizaje presencial perdidos, algunos países también están haciendo esfuerzos para medir el grado de aprendizaje perdido durante el cierre de escuelas. A medida que las estas vuelven a abrir, los países también están implementando medidas de apoyo para remediar esta pérdida de aprendizaje.
Un total de 108 países reportaron haber perdido un promedio de 47 días de instrucción presencial debido al cierre de escuelas en el momento de la encuesta, lo que equivale aproximadamente a un cuarto de un año escolar normal. Los países donde el año académico aún estaba en curso en el momento de la encuesta reportaron más días de instrucción perdidos (54 días). Si bien la mayoría de países (86 %) reportaron que los docentes supervisan el aprendizaje de los estudiantes, existen grandes diferencias entre los grupos encuestados.
Solo el 3 % de los países de ingresos altos reportaron que los docentes no realizan un seguimiento del progreso de aprendizaje de los estudiantes, en comparación con aproximadamente una cuarta parte de los países de ingresos bajos y medio-bajos. A medida que las escuelas vuelven a abrir, la mayoría de los países informaron que evaluaron o planean evaluar a los estudiantes a través de evaluaciones en las propias escuelas, pero no en todos los niveles.
La mayoría de los países que respondieron a la encuesta (84 %) introdujeron programas de apoyo adicionales para remediar la pérdida de aprendizaje a medida que las escuelas volvían a abrir. En todos los grupos de ingresos, pero particularmente entre los países de ingresos bajos, la forma más común fue el uso de programas de recuperación para ayudar, al menos a una proporción de estudiantes, a ponerse al día.
Mientras tanto, uno de cada cuatro países de ingresos altos no estaban introduciendo ninguna medida de apoyo adicional. Si bien los países de ingresos altos también eran más propensos a considerar el aprendizaje a distancia como un sustituto de los días escolares oficiales (como se analiza más adelante en el informe), el cierre de escuelas puede provocar pérdidas de aprendizaje y ampliar la brecha de competencia incluso en entornos de ingresos altos.
A pesar de las duraciones variables de los cierres de escuelas relacionados con la COVID-19 en todo el mundo, la encuesta muestra los esfuerzos que los países han realizado para mitigar las pérdidas de aprendizaje tanto durante los cierres como después de la reapertura.
Las áreas clave que se han identificado para seguir explorando incluyen: el monitoreo de la deserción escolar y la desvinculación de los estudiantes, el rol continuo del aprendizaje a distancia, planes de recuperación y seguimiento de su efectividad, nuevos enfoques y el rol cambiante de las evaluaciones del aprendizaje, localización de decisiones con respecto a la reapertura de escuelas, efectividad de las medidas de salud y seguridad, desarrollo de habilidades y apoyo para los docentes, y apoyos psicosociales para el bienestar y una mejor salud mental.