Es un hecho que el mundo ha cambiado y, según Javier Sirvent, evangelista tecnológico, ahí es donde está realmente la clave del futuro: gestionar y potenciar la “tecnología”, el “talento” pero, sobre todo, el “talante” de muchísimas personas. Esta es su receta para gestionar la nueva realidad.
Desde hace más de 15 000 años, la humanidad ha sobrevivido a grandes disrupciones tecnológicas y también a todo tipo de pandemias pero, cada vez, estas ocurrirán de forma más acelerada como ya predecía en sus “oleadas u ondas” hace más de 100 años el prestigioso economista Joseph Schumpeter. Enfermedades como la peste negra, la viruela, la gripe española e incluso el VIH que, “sin darnos cuenta”, se ha llevado hasta la fecha más de 40 millones de vidas.
Hace unos meses “bauticé” el 2020, no como el año de la Covi-19, sino como el principio de otra nueva disrupción, en este caso utilizando un pequeño truco mnemotécnico, el 2 O2O será recordado como The Year from OffLine 2 OnLine.
La ayuda de la tecnología durante la pandemia
La tecnología, tan necesaria para que un avión pueda despegar de un continente y aterrizar en otro pocas horas después, ha sido, sin duda, el elemento potenciador de la transmisión del virus, pero a su vez el teletrabajo (que no es trabajar desde casa, sino la utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones digitales) ha permitido realizar una misma actividad a distancia o alejada de la central o de las instalaciones de producción mediante dispositivos electrónicos conectados a empresarios, profesionales, trabajadores de la administración, profesores y hasta niños, de manera que pudieran continuar con sus clases, bien en la escuela, bien en las universidades y en sus puestos de trabajo: de OffLine han pasado a estar OnLine.
Decía el ex boxeador Mike Tyson: “Todo el mundo tiene un plan, hasta que recibe el primer puñetazo en la cara”. Ante este tortazo global, la incorporación de la tecnología en nuestras vidas nos había permitido superar con mayor o menor éxito este desafío exponencial en tiempo récord.
Sin lugar a dudas, uno de los ganadores más evidentes en esta crisis ha sido Zoom, una nueva herramienta de comunicación digital para las empresas y la comunidad educativa que ha salvado millones de horas de clase y jornadas laborables de la quiebra más absoluta. Ha llegado a valer en bolsa más que las siete grandes compañías aéreas del planeta, todas juntas.
Y aquí es donde me hago la pregunta: ¿Por qué no lo podría haber hecho Telefónica, Apple o el mismísimo Amazon? Cualquiera de los grandes bancos sería ahora el más grande en capitalización bursátil. ¿Alguna compañía de suministro de energía? ¿La comunidad educativa de algún país? ¿La mayor editorial educativa del planeta?
El caso de The New York Times
Quiero comentaros el caso de uno de los medios de comunicación tradicional, The New York Times, el periódico más famoso del mundo que empezó a digitalizarse hace 10 años con importantes problemas financieros, pero les faltaba un “empujón”. Está claro que el mundo digital ha cambiado completamente la dinámica competitiva dentro del periodismo desde hace más de una década y, sobre todo, de la prensa en formato impreso.
Antes de la pandemia, esta empresa tenía un descenso importante en los ingresos por publicidad y lograba una tasa de conversión de usuarios gratuitos en usuarios de pago en sus plataformas digitales de aproximadamente un 3,5 % (que no estaba nada mal). Antes de la Covid-19 la edición impresa del periódico representaba solo algo más de la mitad de los ingresos totales por suscripción. En enero del 2020 tenía unos 5 millones de suscriptores, más o menos la mitad digitales y la mitad del periódico tradicional en papel.
A raíz de la pandemia, en tan solo 2 meses, han aumentado en más de 600.000 suscriptores de pago, pero los ingresos por publicidad han caído extraordinariamente al igual que el modelo gratuito de Spotify u otros negocios que combinaban servicios freemium con anuncios patrocinados.
Las empresas deberían haber aprovechado mucho antes la digitalización de sus negocios y aquí es donde surge la oportunidad global de esta crisis mundial.
No es aceptable que para el mayor periódico del planeta, así como para miles de compañías que habían comenzado procesos de digitalización, más del 50 % de los ingresos siguieran proviniendo de “medios analógicos”. ¡Esto no tiene ningún sentido en pleno siglo XXI!
Los supervivientes de este colapso
¿Va a cambiar todo en el mundo empresarial o en la educación después de este colapso temporal de la actividad y de las economías de muchos países? Pues la respuesta es NO. Sin embargo, solo sobrevivirán las empresas, las personas, los negocios que pivoten y promuevan la aceleración de nuevos modelos de negocio, nuevas plataformas que debían de haberse desarrollado mucho antes.
Se deberá acelerar la automatización de procesos aburridos, tediosos o que no aporten “talante humano”, aumentar e internacionalizar las cadenas de distribución de productos y servicios digitales, el comercio electrónico y la formación remota de nuestros jóvenes, pero a su vez millones de trabajadores deberán aprender a surfear esta nueva ola.
Antes de que otras empresas como Zoom se anticipen a la nueva realidad educativa, debemos invertir en entrenar asistentes virtuales que repasen los deberes, que faciliten el trabajo remoto a las familias, en que la Inteligencia Artificial sea capaz de reconocer el talento y fomentar las pasiones, en combinar, en mezclar el mundo OffLine con el OnLine (OMO OffLineMergeOnLine).
El mundo ha cambiado, es un hecho, y aquí está realmente la clave del futuro: gestionar y potenciar la tecnología, el talento, pero sobre todo el talante de muchísimas personas. Hemos visto el trabajo sobrehumano que ha realizado todo el personal sanitario, los profesores de escuelas de todo el mundo, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y muchos otros profesionales esenciales que han conseguido que sobrevivamos a esta crisis sanitaria.
El talento y profesionalidad mostrado durante estos meses nos ha permitido superar este tsunami disruptivo y que seguiremos surfeando durante muchos más años pero, a partir de ahora, indispensablemente, con la tecnología.
Por Javier Sirvent, Technology Evangelist