El proyecto que puso en marcha Fundación Santillana el pasado mes de mayo ha cobrado una relevancia emocionante. “La escuela que viene. Reflexión para la acción” hace ahora un receso, pero ya ha recopilado aprendizajes. Miguel Barrero, director de esta fundación, habla sobre ellos y sobre esta primera parte del proceso, que ha durado tres meses. La segunda fase continuará en septiembre.

Treinta países, más de cien voces diferentes, sesenta y dos horas de conversación y más de cuarenta mil palabras escritas son algunas de las cifras del debate y la reflexión en torno a La escuela que viene. Reflexión para la acción, el proyecto que comenzamos hace unos meses en Fundación Santillana, una iniciativa para reflexionar y analizar cómo está afectando la crisis de la COVID-19 al ámbito educativo y cómo afectará a la escuela del futuro. Todo un desafío que asumimos con ilusión y compromiso puesto en marcha con el objetivo de contribuir al debate, la reflexión, la adaptación y la reformulación de la escuela y la educación para toda la vida.
Durante estos meses complicados y complejos hemos conversado sobre el sentido de la escuela, sobre la evaluación de los aprendizajes y sobre la escuela digital con estudiantes, docentes, directores de escuela o representantes de instituciones y organismos internacionales. No se trataba de inventar otra escuela, sino de volver a pensar qué es, hoy, lo esencial de la escuela. Y de imaginar entre todos la escuela que queremos.
Una conversación a la que hemos incorporado también otras miradas, porque este período de alejamiento físico de la escuela nos ha mostrado que la escuela está también en todos aquellos lugares donde se aprende: en el cine, en las novelas, en las redes sociales, en la investigación…
A todas esas voces que se han sumado al diálogo, gracias, porque juntos hemos intentado entender qué está pasando y cómo podemos aprender de todo lo que estamos viviendo. Gracias también a todos aquellos que, desde el otro lado de la pantalla, se han sumado también al proyecto, lanzando una importante cantidad de preguntas y reflexiones que han contribuido a que la conversación crezca y sea sin duda más nutritiva. Y por supuesto, agradecemos también a aquellas instituciones y organismos como CIPPEC, que se sumaron desde el minuto cero a este proyecto, y que nos han ayudado a pivotar mejor a ambos lados del Atlántico, o a OEI que también han incorporado su experiencia a medida que avanzábamos.
A lo largo de los tres ciclos de reflexión que han permitido estructurar la conversación, y guiados por Alejandra Cardini, directora de Educación de CIPPEC, Alfredo Hernando, creador del proyecto Escuela21, y Carlos Magro, presidente de la asociación Educación Abierta, hemos generado textos de análisis, hemos organizado mesas de diálogo y hemos articulado talleres de trabajo, además de contar con múltiples y muy valiosas contribuciones y aportaciones. Sin duda, La escuela que viene. Reflexión para la acción nos ha permitido vivir junto a los distintos agentes de la comunidad educativa una realidad diferente, nos ha dado espacios para dialogar sobre la experiencia vivida y no tanto sobre teorías, y nos ha ofrecido la posibilidad de aglutinar voces y de hacer realidad la aspiración de Fundación Santillana: la educación nos une.
Queremos ahora compartir todo lo generado hasta el momento e insistir en que La escuela que viene es un espacio abierto a la participación y a la reflexión colectiva, y que no acaba aquí: en septiembre iniciaremos una nueva fase de diálogo y conversación que sin duda generará nuevos aprendizajes. Contamos con todos en esta búsqueda de una nueva visión sobre el sentido de la educación que permita diseñar nuevos modelos y estrategias de acción y nuevas formas de cooperación.
Puedes descargar el documento completo de «La escuela que viene» AQUÍ.