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Santillana celebra su 50 aniversario

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El 22 de diciembre de 2010 se cumplieron los 50 años del nacimiento de Santillana, editorial fundada en 1960 por Jesús de Polanco y que, desde entonces, ha estado indisolublemente vinculada a la educación y la cultura en español más allá de nuestras fronteras. Con sede en 22 países y más de 117 millones de libros vendidos al año, Santillana es el grupo editorial líder en educación y ediciones generales, con una amplia e importante presencia en toda Iberoamérica.

Con motivo de esta celebración, Santillana prepara una edición especial e ilustrada de El viaje del elefante del Premio Nobel José Saramago, dentro el sello Alfaguara. Esta edición, disponible en librerías en el mes de enero, está diseñada por Manuel Estrada y es una de las obras más hermosas del autor portugués, una inteligente reflexión sobre la condición humana a través de Salomón, un elefante indio que parte de Lisboa en el siglo XVI para emprender un asombroso viaje a Viena.

50 años de historia

Santillana inició su camino con la divulgación de manuales, cartillas de alfabetización y de formación profesional, así como libros infantiles y juveniles. Medio siglo después es un gran grupo editorial que integra un conjunto de empresas que lidera la educación y la cultura en español y portugués en todo el territorio iberoamericano. Santillana publica libros para todas las etapas de la educación no universitaria en español, portugués e inglés y, a través de sus sellos editoriales de las distintas autonomías españolas con lengua propia, en todas las lenguas oficiales del Estado. Dos son los objetivos que definen el presente y el futuro de Santillana: mejorar la calidad educativa de los países donde está presente y continuar con la incorporación de las nuevas tecnologías para ofrecer los productos editoriales de mayor calidad.

Desde mediados de los años setenta, Santillana amplió su actividad incorporando la edición general, y su catálogo dio cabida a las obras de creación literaria para todas las edades, además de los textos de divulgación, de referencia o de pensamiento. Esta línea recibió un importante impulso con el aporte que supuso la incorporación de tres de las editoriales de mayor prestigio: Taurus, Alfaguara y Aguilar. El sello de ficción Alfaguara tiene en su catálogo varios Premios Nobel de Literatura (José Saramago, Günter Grass y el flamante Mario Vargas Llosa), y autores nacionales e internacionales de la altura de Carlos Fuentes, Javier Marías, Manuel Rivas, Arturo Pérez-Reverte, Rosa Montero, Fernando Vallejo, Laura Restrepo, Agustín F. Mallo, Manuel Vicent, Joyce Carol Oates, John Banville, Gay Talese, W. Faulkner, Paul Bowles, Marguerite Yourcenar, entre otros muchos. Alfaguara cuenta con uno de los galardones literarios de mayor prestigio en la lengua española, el Premio Alfaguara de Novela, que en la próxima edición presidirá Bernardo Atxaga.

Por su parte, Taurus combina libros de fondo de autores ya clásicos, como Max Weber, E. M. Cioran, Theodor W. Adorno, Hannah Arendt, Walter Benjamin, Vladimir Nabokov, Pierre Bourdieu o Norberto Bobbio, y la nueva ensayística internacional representada por Fernando Savater, Joseph Stiglitz, G. Sartori, Tzvetan Todorov, Emilio Lledó, Santos Juliá, Juan Pablo Fusi, Michael Burleigh, Fernando Reinares, Tony Judt, Jon Juaristi, Matt Ridley, Amartya Sen, André Glucksmann, Anthony Giddens, Álex Grijelmo, Daniel J. Goldhagen y Javier Tusell, entre otros. Taurus edita, además, el Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco, creado por la Fundación Santillana en colaboración con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

El sello Aguilar se ha consolidado hoy día como uno de los nombres de referencia en el campo de la no-ficción en español. Hasta los años 80, Aguilar fue la gran editorial clásica de literatura española, con ediciones emblemáticas y obras completas que incluían la literatura del siglo XIX y principios del XX.

Las ediciones infantiles y juveniles se publican bajo los sellos Alfaguara Infantil-Juvenil y Altea. Su filosofía es la incorporación de todos aquellos autores y obras que han alcanzado relevancia nacional e internacional, avalados muchos de ellos por los premios de mayor prestigio, desde el Andersen hasta el Nacional de Literatura, el Lazarillo. Dentro del catálogo figuran autores como Roald Dahl, Michael Ende, Goscinny-Sempé, William Faulkner, Elvira Lindo, Ana Mª Machado, Maurice Sendak, Arturo Pérez-Reverte, Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Jordi Sierra i Fabra, Stephanie Meyer, Tonya Hurley, entre otros muchos. Y personajes inolvidables, como El pequeño Nicolás, El pequeño vampiro, Matilda, Guillermo el travieso, Judy Moody y Manolito Gafotas.

A estas editoriales se sumaron El País-Aguilar, una de las editoriales mayor prestigio en el ámbito de las guías de viaje y gastronomía y, más tarde, el sello de bolsillo Punto de Lectura (2000) y Suma (2004), orientada hacia la literatura comercial.

También se desarrollaron proyectos propios, como Richmond Publishing para la enseñanza del inglés y la educación bilingüe. El área RAE-Publicaciones Académicas del Grupo Santillana se engloban algunas de las principales obras elaboradas tanto por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española como por algunos de los académicos miembros. Destacan el Diccionario panhispánico de dudas, el Diccionario del español actual, el Diccionario de americanismos, las antologías de Neruda y Gabriela Mistral y las ediciones de Don Quijote de la Mancha, y La región más transparente, entre otras.

Expansión internacional

Aunque española en su origen, la temprana incursión de Santillana en América Latina facilitó que en la actualidad la compañía tenga una importante presencia, a través de empresas propias, en la práctica totalidad de los países de habla española, además de Portugal, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos.

La presencia en Brasil se consolidó con la compra hace diez años de editora Moderna, que fue fundada en 1968 y está especializada en texto, sistemas y servicios de educación. Junto con ella, Santillana adquirió también la editorial Salamandra, dedicada a la literatura infantil y juvenil. Para complementar las actividades desarrolladas en el área de educación, Santillana es propietaria también del 75% de la sociedad brasileña Editora Objetiva, una editorial de referencia en el segmento de las ediciones generales por la calidad y la selección de su catálogo. Además de sus colecciones de narrativa, ensayo y literatura infantil, Objetiva edita el Dicionário Houaiss, el mayor y más completo diccionario de la lengua portuguesa.

Santillana es el grupo editorial más importante de texto educativo y ediciones generales en español y portugués. Con presencia en 22 países, y una clara percepción de compañía local en cada uno de ellos, cuenta con cinco décadas de experiencia que le permiten liderar todos los segmentos editoriales. Con 117 millones de libros vendidos, 617 millones de euros de ingresos, un EBIT de 90 millones y un resultado neto de 49 millones de euros en 2009, Santillana ha demostrado su fortaleza frente a un entorno económico adverso y continúa con su estrategia de crecimiento y expansión, con grandes oportunidades en Brasil, USA y México, y sus sistemas integrados de educación. Para el desarrollo de sus actividades en Latinoamérica, desde el mes de abril de este año se ha incorporado como socio de Santillana DLJ South American Partners, que cuenta con el 25% del capital.

Santillana tiene una plantilla de 4.337 personas, procedente de 24 nacionalidades distintas, de los cuales un 22% está altamente especializado en el desarrollo de contenidos educativos y culturales.

Desde marzo de 2000, Santillana forma parte de PRISA, el primer grupo de medios de comunicación en los mercados de habla española y portuguesa, líder en educación, información y entretenimiento. Con la incorporación de Santillana, PRISA está presente en 22 países y llega a más de 50 millones de usuarios a través de sus marcas globales. PRISA es líder en prensa generalista, televisión en abierto y de pago, radio hablada y musical, educación y edición, y es uno de los grupos mediáticos más rentables del mundo con un abanico extraordinario de activos.

Los Príncipes de Asturias arropan el 50.º cumpleaños del grupo editorial Santillana

En la escuela, los príncipes estudian con libros en los que salen sus abuelos, sus padres y los amigos de sus padres. Ha de ser una sensación particular, extraña y familiar a la vez. «Seguramente, la mayoría de los que estamos aquí los hemos manejado [los libros de Santillana] en algún momento de nuestra formación», dijo el príncipe Felipe ayer en la Casa de América durante la celebración, presentada por Iñaki Gabilondo, del medio siglo de vida del Grupo Santillana. Cuando él nació, hacía ocho años que Jesús de Polanco y Francisco Pérez González habían fundado la editorial que lleva ese nombre. Como él mismo, es muy posible que su esposa, la princesa Letizia, presente en el acto, se topase en el colegio La Gesta de Oviedo con una lección del libro de Ciencias Sociales -Conocimiento del Medio al cambio actual- ilustrada con la foto de un niño que ve a su padre jurar como rey en la tribuna del Congreso de los Diputados.

Lo que en 1960 era un sello que echó a andar con 600.000 pesetas de la época -unos 4.000 euros actuales-, hoy es un conglomerado editorial transatlántico que ingresa 650 millones de euros y que en 2010 produjo 6.000 novedades para un catálogo de 31.000 títulos. Los números los recordó Emiliano Martínez, presidente de Santillana pero la tarde fue, sobre todo, de letras.

Javier Marías, el único que improvisó su discurso, recordó cómo teniendo veintipocos años fue invitado a participar en unos consejos de lectura de Alfaguara en los que había «seriedad sin solemnidad». Él mismo rompió la propia de un cumpleaños con Príncipes cuando recordó que en aquellas reuniones, además de hablar de literatura -libros de Modiano, Bernhard, Walser salieron de allí- también «se comía, se bebía… y se fumaba». La carcajada fue general y más de uno buscó en el bolsillo un paquete de tabaco prohibido entre cuatro paredes.

Marías recordó los tiempos de Jaime Salinas como editor de Alfaguara, y José Manuel Blecua, director de la Real Academia Española, recordó una frase de su padre, el poeta Pedro Salinas: «La mejor manera de recordar un libro es leerlo con amor». Así leyeron él y sus colegas académicos el Diccionario panhispánico de dudas, salido de la colaboración entre Santillana y la RAE, y la edición conmemorativa de Cien años de soledad, otro fruto de la misma alianza. Tan llena de variantes estaba la obra de García Márquez que este, recordó Blecua, «tuvo que fijar el texto de cada una de las páginas y mandarlas firmadas a la RAE para su edición definitiva». La publicó Alfaguara.

Si el recuerdo de los fallecidos Jesús de Polanco, su hija Isabel y Francisco Pérez González fue constante, también lo fue la evocación de la temprana aventura americana de Santillana. La última gran estación de ese viaje, que todavía dura, es Brasil, y de ella habló Paulo Renato Souza, ministro de Educación en los dos mandatos del presidente Fernando Henrique Cardoso. Souza, además, aprovechó para reflexionar sobre la extensión de la educación pública -la gran revolución «en el desarrollo de la civilización occidental en los dos últimos siglos»- y los retos a los que se enfrenta en la era digital. «Es inútil poner todas las esperanzas en los cambios en la formación de los nuevos maestros», dijo. «Ello es importante, pero tomaría un largo tiempo del que no disponemos». ¿La solución? La actualización, la «formación continuada».

«El conocimiento hoy», afirmó el ex ministro brasileño, «se hace obsoleto cada 5 o 10 años. Nuestros abuelos y nuestros padres vivieron un mundo muchísimo más estable». José Manuel Blecua había dicho que estaba seguro de que la celebración del medio centenario de Santillana merecerá palabras mucho más elogiosas que las que se oyeron ayer en la Casa de América. Es posible, así, que dentro de 50 años, otro príncipe (o una princesa) recuerde el primer día en que, en un libroweb de Santillana -este curso se han puesto en marcha-, vio a un antepasado suyo leyendo un discurso en un viejo soporte llamado papel.

Fuente: EL PAÍS