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Cómo enseñar las Habilidades 21. Repensar la escuela

Elementary student examining molecule model

Habilidades 21. Repensar la escuela. Enseñar las Habilidades 21 nos permite cambiar la manera de aprender, haciéndola más atractiva para los y las estudiantes. El enfoque de la enseñanza está cambiando, pero debe modificarse más aún para adaptarse a los nuevos retos. Es importante transformar la escuela para hacerla emocionalmente significativa e intelectualmente desafiante. ¿Pero, cómo se decide qué enseñar?

Replantear la escuela es el gran desafío para enseñar las Habilidades 21. El enfoque de la enseñanza está cambiando, pero debe modificarse más aún para adaptarse a los nuevos retos. Los y las educadoras son parte fundamental de este cambio y sin su colaboración e implicación, enfrentarse al nuevo paradigma educativo sería una tarea nada fructífera.

Por eso, si en nuestro post anterior analizamos los retos del futuro cambiante en la formación del alumnado, ahora nuestro enfoque es el de contribuir a enseñar a enseñar o, al menos, alentar a enseñar de manera diferente a quienes enseñan.

Hace pocas semanas, se presentó en Buenos Aires, dentro del marco del Foro Iberoamericano de Educación, organizado por Fundación Santillana, un documento base redactado por la experta Lila Pinto, doctora en Educación con especialidad en Nuevas Tecnologías por la Universidad de Columbia, Nueva York, magister en Didáctica y licenciada en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires: Rediseñar la escuela para y con las habilidades del siglo XXI.

En él, Pinto, actualmente directora ejecutiva del colegio Tarbut de Buenos Aires, ponía encima de la mesa una idea motivadora: transformar la escuela para hacerla emocionalmente significativa e intelectualmente desafiante, convertirla en una institución capaz de convocar el deseo de aprender y de enseñar.

Esta tarea no solo implica pensar la escuela para el desarrollo de las habilidades del siglo XXI, sino crearla con las habilidades del siglo XXI.

La palabra adaptación es fundamental en este nuevo proceso de educación en las escuelas. Y adaptarse implica generar un cambio en la mentalidad de los y las educadoras y que sean ellos quienes contagien a los estudiantes esa necesidad de manera progresiva.

Por supuesto, enseñar las habilidades del siglo XXI nos permite cambiar la manera de aprender, haciéndola más atractiva para el alumnado.

Dice el escritor estadounidense Walter Isaacson que «la ventaja competitiva de una sociedad no vendrá de lo bien que se enseñe en sus escuelas la multiplicación y las tablas periódicas, sino de lo bien que se sepa estimular la imaginación y la creatividad», y en eso consiste enseñar en la escuela del siglo XXI para el día de mañana, en eso consiste transformarse en una escuela que no esté aislada del mundo.

Pero, “¿cómo se decide qué enseñar? ¿Debemos simplemente atenernos al currículo vigente? ¿Modificarlo, interpretarlo, editarlo?”. Las preguntas se las hace Axel Rivas en su libro, ¿Qué hay que aprender hoy? De la escuela de las respuestas a la escuela de las preguntas, publicado por Fundación Santillana. Este gráfico, diseñado por él mismo, nos da muchas pistas:

Propone enseñar a hacer buenas preguntas y tener el coraje de encontrar buenas respuestas, es decir, encontrar respuestas significativas y creativas. Y remite al educador brasileño Paulo Freire y su Pedagogía de la pregunta, una crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes.

Por otro lado, propone pasar de la obligación impuesta por la vieja escuela (más bien la escuela vieja) al pensamiento, “que se define no solo por la adquisición de habilidades, sino que es moldeado por motivaciones, actitudes, valores y disposiciones. El trabajo de la enseñanza consiste en provocar sentimientos de valor, disfrute y sentido en el aprendizaje. Pasar del cumplir al comprender es el ejercicio más profundo que debe proponerse un sistema educativo, una escuela o un educador”.

Asimismo, sugiere trazar un puente entre un sistema de conocimiento gobernado por la norma(lización) a uno basado en la persona(lización). Esto supone una metamorfosis que va del aprender a fijar(se) a transformar(se). “En las definiciones curriculares, es necesario repensar las opciones que se les brindan a los estudiantes. Debería ser posible elegir aspectos o circuitos de lo que les toque aprender. Mucho más en la educación secundaria, donde habrá que redefinir el currículo, ya no entre espacios obligatorios y optativos, sino también en una tercera esfera que es el espacio de los proyectos de vida, donde expandir aún más las opciones. En este escenario jugarán un rol importante las plataformas y recursos digitales”, subraya Axel Rivas.

Pero no es suficiente solo enseñar mejor para adquirir las Habilidades 21, si no saber que hay que enseñar cosas que son relevantes, particularmente en una era marcada por la búsqueda y la inteligencia artificial.

Las disciplinas tradicionales están haciendo que los y las educadoras ocupen demasiado tiempo en ellas, en detrimento del desarrollo de nuevas disciplinas y competencias. Y ya sea para la vida o para el trabajo, o ambos, no solo necesitamos las disciplinas tradicionales.

La sociedad reclama cada vez más docentes innovadores que sean capaces de incentivar la curiosidad del alumnado.

Cada clase y cada actividad que se desarrolle en ella debe ser un acercamiento a los intereses de los y las estudiantes. Incluso el diseño de las aulas es un elemento motivador para ellos.

Los ambientes espaciosos en las escuelas integran un nuevo diseño del espacio físico con dotación suficiente.

Por resumir, estas serían algunas de las características de las escuelas atractivas para los y las estudiantes de hoy:

  • Un entorno acogedor.
  • Una buena dotación de dispositivos digitales.
  • Un aprendizaje adaptado a las necesidades de las y los alumnos.
  • Un aprendizaje colaborativo.
  • Un entorno físico estimulante.

 

¿Qué es necesario que los y las educadoras enseñen a los estudiantes? A adquirir la habilidad de tener habilidades, a aprender a fondo (deep learning), a darles autonomía para que tomen sus propias decisiones y, a aprender a aprender, como proponen los catedráticos Barbara Oakley y Terrence Sejnowki. La UE, por ejemplo, define aprender a aprender como “la habilidad para iniciar el aprendizaje y persistir en él, para organizar su propio aprendizaje y gestionar el tiempo y la información eficazmente, ya sea individualmente o en grupos”. No hay duda de que enseñar Habilidades 21 representa un gran reto para los sistemas educativos.

Fundación Santillana, siempre dentro del marco de trabajo que lleva a cabo con sus colaboradores, defiende varios programas para enseñar las Habilidades 21: Aprender a pensar, Emprender, El valor de las cosas, Programación de las cosas y Navegar y programar.

Cada uno se centra en varias competencias como la digital, la matemática, competencias en ciencia y tecnología, sociales, sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, aprender a aprender, comunicación lingüística…

Las palabras de Lila Pinto son tranquilizadoras: “Los directores, y todos aquellos que formamos parte de equipos de gestión escolar, estamos colocados en la paradojal situación de sostener nuestros proyectos e instituciones educativas, es decir, velar por que las condiciones de trabajo favorezcan el aprendizaje significativo de alumnos y maestros, a la vez que imaginar y construir condiciones que promuevan el cambio y la transformación que también reconocemos como necesarias”. Queremos pensar que estamos en el buen camino.

Pero nosotros formulamos también una serie de preguntas que obligan a los educadores y educadoras a reformular la escuela:

  • ¿Existen otras formas de organizar la escuela acordes con la realidad actual?
  • ¿Tenemos la mejor organización espacio temporal escolar más adecuada para favorecer el aprendizaje?
  • ¿Evaluamos realmente lo que estamos enseñando?
  • ¿Está realmente instaurada la cultura colaborativa como sistema de trabajo en nuestras escuelas?

 

Habilidades 21. Repensar la escuela. A estas preguntas y al reto de revisar la educación tratan de dar respuesta las habilidades del siglo XXI formuladas por Fundación Santillana como una propuesta acorde con los nuevos tiempos educativos que actualiza los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Cómo enseñar las Habilidades 21 y repensar la escuela son las claves necesarias para ello.