Currículums y países
Pero, hablemos de currículums y países. Finlandia, por ejemplo, cambió el currículum hace cuatro años. Ese cambio no solo trajo consigo un incremento del uso de las nuevas tecnologías. También optó por introducir estrategias del aprendizaje basado en fenómenos. Este método de aprendizaje anima a los estudiantes a que tengan un papel más activo en sus estudios, cooperando en grupos de estudio e investigación.
Para que esta metodología pudiera llevarse a cabo se efectuaron varias pruebas piloto que dieron pistas sobre su efectividad.
En el proceso de renovación curricular se implicaron la administración local, directores, maestros y estudiantes. Este currículum recoge las competencias que deben lograr los alumnos al final de cada curso, pero son los centros los que deciden de qué forma lo hacen.
Además del logro de competencias, se redujo el peso de las asignaturas a través de esos trabajos que mencionábamos antes que son más interdisciplinares. La familia y el entorno social también se implican.
Sin embargo, cambios de este tipo sería muy difícil efectuarlos en España. El nivel de burocratización es tan alto que los tiempos se prolongan. También la estrategia de formación de los docentes debería dar un cambio.
Tampoco aquí se adaptan los currículums a los diferentes contextos educativos, lo que no facilita su adaptación a diferentes entornos sociales.
La escolarización centrífuga
Ben Williamson es hoy en día uno de los nombres de referencia en analizar el futuro del currículum. Es profesor de Educación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Stirling, en el Reino Unido. En su libro El Futuro del Currículum examina una serie de innovaciones curriculares contemporáneas en los Estados Unidos, Reino Unido y Australia que reflejan los cambios sociales y tecnológicos de la era digital. Estas iniciativas curriculares son ejemplos de lo que Williamson llama «escolarización centrífuga», que expresa una visión de la educación y el aprendizaje que está descentralizada, distribuida y dispersa, y que pone el énfasis en las redes y las conexiones.
En la escuela centrífuga, se prepara e improvisa activamente un currículum a partir de una mezcla heterogénea de personas, grupos, coaliciones y estructuras institucionales. Estos participantes del diseño y planificación de este currículum son gobiernos locales, corporaciones, fundaciones, organizaciones benéficas y organizaciones no gubernamentales.
Entre las innovaciones curriculares que Williamson examina se encuentran High Tech High, una red de escuelas concertadas de San Diego (EE UU) que integra la educación técnica y académica con un aprendizaje basado en proyectos; Opening Minds, un currículo «basado en competencias» utilizado en 200 escuelas de secundaria británicas; y Quest to Learn, una «escuela para niños digitales» en la ciudad de Nueva York.
Portugal y algunos países asiáticos
Portugal es otro de los modelos que más envidia está causando en Europa en lo que se refiere al desarrollo de su sistema curricular. Este país ha vivido en los últimos años cambios de enfoque curricular y educativo, pero ha mantenido más inversión sostenida en educación, en una escuela pública muy bien considerada (apenas hay un 11 % de colegios privados), un cuerpo docente con mucho prestigio y una buena dotación tecnológica en los centros educativos.
Su plan de innovación tuvo tres apuestas fundamentales: otorgar autonomía curricular a los colegios, inyectar flexibilidad en los centros y un plan de implantación paulatina que ha permitido la creación de una serie de centros de referencia.