La tecnología está transformando la sociedad de manera vertiginosa, a una velocidad a la que casi no podemos seguirle el ritmo. De la misma manera que lo está haciendo la educación. Debemos preparar a los jóvenes para trabajos que todavía no existen o no se pueden definir claramente. Y eso debe hacerse desde la escuela.
Estamos viviendo un cambio de época, “un cambio económico, social y tecnológico acelerado que está transformando los modos de creación, acceso y difusión del conocimiento y que está planteando, por tanto, enormes retos a los sistemas educativos. Cambios que desafían a la escuela y a su capacidad de adaptación”, dice Carlos Magro, vicepresidente de la Asociación Educación Abierta y uno de nuestros grandes expertos.
Hemos pasado a vivir en la sociedad de la información en un abrir y cerrar de ojos y la última edición de EnlightED celebrada en España hace unas semanas, de la que Fundación Santillana fue uno de los principales socios, lo dejó muy claro.
El futuro de la educación
La reflexión y el debate sobre el futuro de la educación en la era digital y sobre la transformación que esta debe sufrir estuvieron presentes como hilo conductor de casi todas las ponencias de los grandes expertos educativos internacionales.
No hay duda de que el tema es clave en estos tiempos. Tampoco de que no podemos seguir educando de la misma forma que lo hacíamos hace años. El discurso es unánime y el empeño por encontrar fórmulas que ayuden a los educadores a seguir el camino correcto hacia el futuro del aprendizaje también lo es.
A pesar de que clima sobre el futuro de la educación trató de mantenerse optimista, lo cierto es que muchas voces pusieron de manifiesto que en educación hacen falta grandes cambios para adaptarse a este mundo cambiante en el que las tecnologías y las habilidades sociales son protagonistas y una gran insistencia por parte de los docentes y las familias por formar a jóvenes con espíritu crítico.
Formación del profesorado
Se hizo mucho hincapié en la importancia de formar a los profesores desde el inicio de su carrera para adaptarse a las nuevas necesidades que van a tener los estudiantes. “En los mejores sistemas educativos los profesores están muy bien preparados. Pasan mucho tiempo en la clase, pero también formándose”, explicó Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y creador del Informe PISA.
Schleicher habló de la digitalización calificándola de democrática y homogeneizadora, pero también alertó de que puede “desempoderar” a los jóvenes. Insistió en un concepto con el que desde Fundación Santillana coincidimos plenamente: “Sabemos aprender, pero no reaprender en contextos cambiantes. Deberíamos formar a los alumnos para su futuro, no para nuestro pasado”.
No quiso pasar por alto ese concepto de “competencias para el futuro” en el que tanto ha insistido siempre: lo que llamamos las habilidades21. Son, al fin y al cabo, las habilidades transformadoras, las que necesitan nuestros jóvenes para adaptarse y transformar el mucho. Para Schleicher son la creación de nuevos valores, saber tomar nuevas responsabilidades y poder reconciliar tensiones y dilemas. Nadie como él para saber cómo se construyen políticas educativas de éxito, tal y como describe en su libro Primera clase. Cómo construir una escuela de calidad para el siglo XXI, editado por Fundación Santillana.
Gran parte de los ponentes coincidieron en el esfuerzo que aún tiene que hacer un sector del profesorado para asumir competencias tecnológicas que acompañen a los estudiantes en su proceso educativo. Tal vez el peso diario del currículum les impide poder seguir la velocidad de la tecnología y hay que reflexionar sobre ello.