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Conclusiones de EnlightED para repensar el futuro de la educación

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Hemos pasado a vivir en la sociedad de la información en un abrir y cerrar de ojos y la última edición de EnlightED celebrada en España hace unas semanas, de la que Fundación Santillana fue uno de los principales socios, lo dejó muy claro. Algunos de los grandes expertos internacionales en educación debatieron y reflexionaron sobre ella. Estas son las conclusiones de Andreas Schleicher, Montserrat Gomendio o Anthony Salcito.

 

La tecnología está transformando la sociedad de manera vertiginosa, a una velocidad a la que casi no podemos seguirle el ritmo. De la misma manera que lo está haciendo la educación. Debemos preparar a los jóvenes para trabajos que todavía no existen o no se pueden definir claramente. Y eso debe hacerse desde la escuela.

Estamos viviendo un cambio de época,  “un cambio económico, social y tecnológico acelerado que está transformando los modos de creación, acceso y difusión del conocimiento y que está planteando, por tanto, enormes retos a los sistemas educativos. Cambios que desafían a la escuela y a su capacidad de adaptación”, dice Carlos Magro, vicepresidente de la Asociación Educación Abierta y uno de nuestros grandes expertos.

Hemos pasado a vivir en la sociedad de la información en un abrir y cerrar de ojos y la última edición de EnlightED celebrada en España hace unas semanas, de la que Fundación Santillana fue uno de los principales socios, lo dejó muy claro.

El futuro de la educación

La reflexión y el debate sobre el futuro de la educación en la era digital y sobre la transformación que esta debe sufrir estuvieron presentes como hilo conductor de casi todas las ponencias de los grandes expertos educativos internacionales.

No hay duda de que el tema es clave en estos tiempos. Tampoco de que no podemos seguir educando de la misma forma que lo hacíamos hace años. El discurso es unánime y el empeño por encontrar fórmulas que ayuden a los educadores a seguir el camino correcto hacia el futuro del aprendizaje también lo es.

A pesar de que clima sobre el futuro de la educación trató de mantenerse optimista, lo cierto es que muchas voces pusieron de manifiesto que en educación hacen falta grandes cambios para adaptarse a este mundo cambiante en el que las tecnologías y las habilidades sociales son protagonistas y una gran insistencia por parte de los docentes y las familias por formar a jóvenes con espíritu crítico.

Formación del profesorado

Se hizo mucho hincapié en la importancia de formar a los profesores desde el inicio de su carrera para adaptarse a las nuevas necesidades que van a tener los estudiantes. “En los mejores sistemas educativos los profesores están muy bien preparados. Pasan mucho tiempo en la clase, pero también formándose”, explicó Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y creador del Informe PISA. 

Schleicher habló de la digitalización calificándola de democrática y homogeneizadora, pero también alertó de que puede “desempoderar” a los jóvenes. Insistió en un concepto con el que desde Fundación Santillana coincidimos plenamente: “Sabemos aprender, pero no reaprender en contextos cambiantes. Deberíamos formar a los alumnos para su futuro, no para nuestro pasado”.

No quiso pasar por alto ese concepto de “competencias para el futuro” en el que tanto ha insistido siempre: lo que llamamos las habilidades21. Son, al fin y al cabo, las habilidades transformadoras, las que necesitan nuestros jóvenes para adaptarse y transformar el mucho. Para Schleicher son la creación de nuevos valores, saber tomar nuevas responsabilidades y poder reconciliar tensiones y dilemas. Nadie como él para saber cómo se construyen políticas educativas de éxito, tal y como describe en su libro Primera clase. Cómo construir una escuela de calidad para el siglo XXI, editado por Fundación Santillana.

Gran parte de los ponentes coincidieron en el esfuerzo que aún tiene que hacer un sector del profesorado para asumir competencias tecnológicas que acompañen a los estudiantes en su proceso educativo. Tal vez el peso diario del currículum les impide poder seguir la velocidad de la tecnología y hay que reflexionar sobre ello.  

Empleos que hoy no existen

El 65 % de los estudiantes que están en Primaria y Secundaria trabajará en empleos que hoy no existen, según el World Economic Forum. Por eso, Montserrat Gomendio, directora adjunta de Educación de la OCDE, lanzó también la pregunta de cómo educaremos a los trabajadores del futuro. Una de las conclusiones de este evento dio la respuesta a Gomendio: las tecnologías pueden ayudar mucho al sistema educativo.

Entre el 38 y el 40 % de los empleos desparecerá, el 32 % se modificará y requerirá nuevas competencias. El sistema educativo debe rediseñarse para conectar a las personas con las empresas”. Las palabras de Gomendio son el espejo de la idea clave que constantemente insistimos en transmitir desde nuestra institución. Aunque también incidimos en que el proceso de cambio y de potenciación de nuevas habilidades no solo debe tener el foco puesto en objetivos laborales, también en los estudiantes como personas que formarán parte de una sociedad adulta.

Centrándose en los aspectos eminentemente tecnológicos relacionados con la educación y el progreso, tanto Anthony Salcito, vicepresidente de Educación de Microsoft, como César Alierta, presidente de Fundación Telefónica insistieron en la necesidad de dar más acceso a los estudiantes a la tecnología para aprender, para adaptarse a los cambios. “No debemos subestimar el poder de un estudiante de saber qué es lo que está ocurriendo a su alrededor a través de la tecnología”, insitió Salcito, que no dejó de lado la importancia que los profesores tienen en este proceso de aprendizaje tecnológico de los alumnos. “España va a necesitar dos millones y medio de personas preparadas con educación digital”, apostilló Alierta en EnligtED 2019.

¿Por qué queremos educar?

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, comenzó su discurso formulándose las grandes preguntas de la educación del siglo XXI: ¿Cómo estudiamos? ¿Qué profesores necesitamos? ¿Para qué queremos educar? ¿Para qué estudiamos? Puso el acento sobre unas cuestiones que se fueron desarrollando a lo largo de los tres días que duró EnlightED. “El mundo del trabajo está cambiando, la forma de trabajar, la forma en la que avanzan las nuevas tecnologías. Se generarán empleos que no existían hace años y necesitamos saber qué talentos tenemos que formar para fomentar la empleabilidad”.

Las preguntas de Álvarez-Pallete son las mismas que se formulan en el documento marco de nuestro proyecto educativo ED21 ¿Qué hay que aprender hoy?, de Axel Rivas. Como dice el autor, anticipar el futuro es un trabajo imposible pero necesario.

El debate sobre este asunto no puede hacerse dentro de tres o cinco años. El debate tiene que generarse hoy. Y las soluciones también deben tratar de encontrarse pronto. El tiempo en la educación no espera. “Las revoluciones que han sido mejores son aquellas que la gente ha sabido anticipar y encauzar para crear algo mejor de lo que existe”, remarcó Álvarez-Pallete.

Ideas comunes con Fundación Santillana

En resumen, una idea común: la de la necesidad de repensar la educación, de generar debate para encontrar respuestas a las necesidades de los estudiantes de cara al futuro. Y una clave constantemente repetida: sin conocimiento tecnológico no seremos capaces de formar a los profesionales del futuro. Y no solo a los profesionales, también a seres humanos capaces de ser empáticos y de gestionar habilidades personales correctamente.

Nos satisface mucho saber que desde Fundación Santillana estamos justo en la misma línea de los agrandes agentes educativos internacionales. Por ejemplo, en potenciar las habilidades del siglo XXI porque el futuro ya es hoy; en dar protagonismo a América Latina y a su situación particular dentro de la educación, ya que se trata de una zona que está haciendo verdaderos esfuerzos en conseguir adaptarse a los objetivos educativos de 2030; en construir una educación de calidad y en preparar a los estudiantes para que tengan esas competencias sólidas que les permitirán aprender a lo largo de la vida.

Al fin y al cabo, trabajamos con el objetivo puesto en el futuro de la educación y en replantear el modelo de aprendizaje.