Estoy convencida de que deberíamos añadir la “A” de Artes y humanidades a las siglas STEM en cuanto a lo que se debe enseñar en los colegios, ya que contribuyen a desarrollar las habilidades sociales y emocionales y pueden asentar los valores que queremos ver en el futuro.
Las tres habilidades sociales y emocionales
De entre estas habilidades, me gustaría destacar tres:
El pensamiento crítico: Vivimos inundados de información y es fundamental poder filtrarla y tener la capacidad de examinar, reflexionar y debatir con criterio. Debemos desarrollar la capacidad de pensar en el futuro de nuestra sociedad como un todo, más allá de nuestra realidad individual, y la de juzgar el liderazgo de las personas desde un punto de vista informado.
Para desarrollar esta habilidad, son fundamentales las artes y humanidades. ¿Qué mejor forma de desarrollarlas que ir al Museo Reina Sofía y reflexionar sobre lo que representó, en 1937, exponer el “Guernica” o escribiendo un ensayo reflexivo sobre el texto de un filósofo clásico, como Sócrates, o un historiador actual, como Noah Harari, y recibiendo feedback, o contrastando diferentes percepciones de un mismo poema?
La creatividad: Nos ayuda a cultivar la imaginación, que es fundamental para la innovación y la resolución de problemas y para aprovechar la inteligencia artificial para dar forma a un futuro mejor. Ya no se trata de reproducir contenido, sino de extrapolar lo que sabemos y aplicar ese conocimiento a nuevas situaciones, de romper barreras entre disciplinas y encontrar nuevas soluciones.
Según Mitch Resnik, del MIT, para poder desarrollar la creatividad hacen falta cuatro elementos: un propósito, un proyecto concreto, compañeros con los que poder colaborar y pasarlo bien y tener la capacidad de explorar, imaginar y experimentar. Las artes y las humanidades nos permiten incorporar estos cuatro elementos. Cuando un niño tiene que escribir un ensayo o un poema, componer un nuevo ritmo o dibujar un cuadro que represente un recuerdo, está desarrollando la creatividad de una forma natural.
La colaboración: Se trata de asociar todas nuestras energías para construir una sociedad más avanzada (inteligente, conectada e inclusiva), poniendo la cooperación en el centro y sustituyendo estructuras jerárquicas por espacios de trabajo más colaborativos y con estructuras dinámicas.
Las artes permiten a los niños desarrollar la colaboración: participar en una banda o una orquesta, cantar en un coro, formar parte de una obra de teatro… requiere que nuestros estudiantes trabajen juntos y se responsabilicen de su parte y del resultado del conjunto. A través de estas experiencias, se aprende que la contribución al grupo es fundamental para conseguir un objetivo común, aunque no tengan el papel de solista o líder.
Hay referentes, pero necesitamos más
Existen ya varios referentes, desde pensadores como Martha C. Nussbaum, de la Universidad de Brown, o el periodista Fareed Zakaria hasta empresarios como Ana Botín, Rubenstein o Pallete, que manifiestan la importancia de las artes y humanidades para los ciudadanos del futuro, pero necesitamos más voces. Necesitamos que esta aspiración se traduzca en un compromiso y, por ende, en un incremento del peso de las artes y las humanidades en los colegios y en una mejora de la forma de enseñarlas.
Ya escribía Gabriel Celaya que la poesía es un arma cargada de futuro.
Julia Sánchez es CEO de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.